Iba a titular este post "La cara del hambre", pero me ha parecido exagerado... Después de todo,
se supone que de dieta no hay que pasar hambre. Y quizá no es hambre, sino...
ganas de comer. Bocadillo de jamón pasado y huevo frito, pizza, patatas fritas... ¡un trozo de pan es un lujo!
Y es que el cuerpo se revela, grita: "¡Dame lo de siempre!"; los mecanismos mentales empiezan con sus jugarretas: "No pasa nada por un poco", "sólo hoy", "tampoco estás tan mal", etc etc etc...
Todo porque cuerpo y mente
quieren lo de siempre. Poco a poco, se te va poniendo esta cara:
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Qué no daría por un bocata jamón |
Entonces hay que forzarse, estirar hacia arriba las comisuras de los labios y seguir, hasta que cuerpo y mente se ajusten a la nueva realidad.
¡madre mía! si vas a conseguir tener esa cara ¡sigue adelante! jajaja
ResponderEliminarBueno, el libro aquel de dejar de fumar decía que no había que verlo como una privación, sino como un ganar en libertad. Supongo que vale para esto, libertad de elegir lo mejor para ti. Ánimo muchacha y alegra esa cara.
Ahí vamos, ahí... eso es: L I B E R T A A A A D
EliminarLa virgen María mirando los MacMenús.
ResponderEliminarÁnimo! Yo lo que hago a veces es utilizar las zanahorias como tentempié. Soy ricas, sólidas y fáciles y entretenidas de comer.
jajaja, jo que sí... una burguer, con sus pataticas.... ayyy...
EliminarMi aliada es la manzana, porque la zanahoria cruda... pss.. Gracias!
Me encanta...pero...¿baja o no baja el bocata de jamón o qué pues?
ResponderEliminarEso, esoooo! maná del cielo! yo creo que eran bocatas de jamón... ¡Ah no, que no comen cerdo, qué mal!. Graciasssss
EliminarMi filosofía es, cuando no tengas ganas, sonríe desde fuera y aprenderás a sonreír desde dentro.
ResponderEliminarTotalmente contigo! gracias
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