No es nada fácil. Toda una vida sujetándome. Sentir el ardiente deseo royéndome los huesos por dentro, como unas termitas infernales, abrasadoras. Calcinándose mis huesos y yo sujetando mi estructura a puro huevo. ¿Sería usted capaz? ¿Puede al menos imaginar qué se siente? ¿Puede encontrar piedad, aunque sea una poca, por este perverso ser que le habla?
Ahora debo tomar la salida más honrosa... Me despido. Pido perdón, ¡y juro que me contuve tanto! Pero no fue lo suficiente. Ahora dejaré de contenerme por fin... Volaré allí en lo alto, libre.
Vaya tela. Bueno, más bien vaya temita.
ResponderEliminarGracias Jorge, majo. Le pusieron verde sus colegas de salud mental a un psicólogo de aquí que dijo (en los medios creo) que el suicidio era una "salida honrosa" para pederastas y/o violadores.
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