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lunes, 25 de enero de 2016
martes, 24 de febrero de 2015
Salida honrosa para el perverso
No es nada fácil. Toda una vida sujetándome. Sentir el ardiente deseo royéndome los huesos por dentro, como unas termitas infernales, abrasadoras. Calcinándose mis huesos y yo sujetando mi estructura a puro huevo. ¿Sería usted capaz? ¿Puede al menos imaginar qué se siente? ¿Puede encontrar piedad, aunque sea una poca, por este perverso ser que le habla?
Ahora debo tomar la salida más honrosa... Me despido. Pido perdón, ¡y juro que me contuve tanto! Pero no fue lo suficiente. Ahora dejaré de contenerme por fin... Volaré allí en lo alto, libre.
Ahora debo tomar la salida más honrosa... Me despido. Pido perdón, ¡y juro que me contuve tanto! Pero no fue lo suficiente. Ahora dejaré de contenerme por fin... Volaré allí en lo alto, libre.
martes, 17 de febrero de 2015
Ander y sus dudas. Para Mariano.
Totalmente sin permiso, copio al máster Ego Estratosférico un texto.
"Me llamo Ander Yoca Liente. Mi vida ha sido un poema en rima asonante y repleto de anacolutos. Para que te hagas una idea yo fui un niño abandonado, fui amamamantado por un Jabalí macho, y posteriormente me erigí en jefe de una manada monos ahulladores del amazonas que sobrevivian con la compraventa de palillos. No he abierto un libro en mi puta vida. Sin embargo gracias a mi carácter autodidacta e intuitivo me gano la vida con la Ingeniería Nuclear. Estoy intentando conseguir un paradigma atómico en el cual los neutrones espontáneamente bailan una sardana sin carga neta en torno a un protón que toca la flauta pero las sumas y restas de los quarks me traen por la calle de la amargura. La pregunta por tanto es la siguiente: La tortilla de patatas: ¿con o sin cebolla?"
"Me llamo Ander Yoca Liente. Mi vida ha sido un poema en rima asonante y repleto de anacolutos. Para que te hagas una idea yo fui un niño abandonado, fui amamamantado por un Jabalí macho, y posteriormente me erigí en jefe de una manada monos ahulladores del amazonas que sobrevivian con la compraventa de palillos. No he abierto un libro en mi puta vida. Sin embargo gracias a mi carácter autodidacta e intuitivo me gano la vida con la Ingeniería Nuclear. Estoy intentando conseguir un paradigma atómico en el cual los neutrones espontáneamente bailan una sardana sin carga neta en torno a un protón que toca la flauta pero las sumas y restas de los quarks me traen por la calle de la amargura. La pregunta por tanto es la siguiente: La tortilla de patatas: ¿con o sin cebolla?"
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El jabalí encuentra a Ander |
domingo, 1 de febrero de 2015
jueves, 22 de enero de 2015
jueves, 6 de marzo de 2014
Elena Mirror
Se miraba a sí misma, analizando sus mensajes de amor. "Yo te quiero, ¡te quiero! Y sin embargo te veo mi enemiga, alguien con quien tener precaución. Te amo, pero sé que podrías aplastarme entre tus dedos, arrojarme al vacío absoluto, dejarme sin aire. ¿Así se puede amar realmente? ¿Amar es elegir? Pues yo no tengo elección, o eso creo". Y mirándose juzgaba su discurso, y por dentro de ambas Elenas existía el debate entre cómo son y cómo saben ser... "Yo sé cómo hay que pensar. Es sólo que no lo pienso" -Decían.
(Modelo de manos: Blanca. Modelo de espalda/cabeza: Raquel. Gracias)
(Modelo de manos: Blanca. Modelo de espalda/cabeza: Raquel. Gracias)
martes, 3 de diciembre de 2013
5 de 60000
Ahí íbamos, los cinco, hacia una muerte segura. Encabezando el grupo los gemelos Araña, debilitados, pero aún dispuestos. Detrás, el hada voladora Amatos y el cerdo Cutiñe, ambos reacios a la lucha, siempre deseosos de escapar. Por último yo, comandándolos desde la retaguardia, empujándolos con mi voz y mi actitud, aunque cada vez con menos convicción.
Salíamos como cada día -casi a la misma hora- a la orden de nuestra creadora. Sólo yo consciente de la repetitiva lucha. Sólo yo consciente de que ese día saldríamos 60000 de nosotros, desde distintos sitios en distintos momentos. Sólo yo consciente de estar cambiando el paisaje que nos rodeaba, de la existencia de nuestra creadora, de nuestra inminente muerte y nuestra infinita lucha.
5 de 60000, otra vez. De los 60000 soldados apenas unos cientos cambiaba, casi ninguno desaparecía para siempre. Nuestra creadora me había elegido, pero siempre me daba acompañantes no conscientes. ¡Ah, si creara un batallón entero! ¡Ah si mandara miles como yo! ¿No acabaríamos con este bucle infernal de lucha sangrienta? ¿No nos alzaríamos victoriosos?
Salíamos como cada día -casi a la misma hora- a la orden de nuestra creadora. Sólo yo consciente de la repetitiva lucha. Sólo yo consciente de que ese día saldríamos 60000 de nosotros, desde distintos sitios en distintos momentos. Sólo yo consciente de estar cambiando el paisaje que nos rodeaba, de la existencia de nuestra creadora, de nuestra inminente muerte y nuestra infinita lucha.
5 de 60000, otra vez. De los 60000 soldados apenas unos cientos cambiaba, casi ninguno desaparecía para siempre. Nuestra creadora me había elegido, pero siempre me daba acompañantes no conscientes. ¡Ah, si creara un batallón entero! ¡Ah si mandara miles como yo! ¿No acabaríamos con este bucle infernal de lucha sangrienta? ¿No nos alzaríamos victoriosos?
martes, 26 de noviembre de 2013
El soldado que casi lo consigue
Se llamaba Luigi Kyla. Era un soldado que tenía una obsesión: Lograr constituirse en un ecosistema cerrado.
Desde pequeño su madre le alentó para buscar su independencia, su autosuficiencia. Esto era porque a ella le había hecho mucho daño sentimental el padre de Luigi, abandonándola poco a poco, tan poco a poco que para cuando quiso darse cuenta de que en realidad ya no tenía marido, habían pasado 2 años, 7 meses y 18 días. La estrategia del marido era verle cada día unos segundos menos que el anterior. Y tardó así, con ese sistema, 2 años y medio, o por ahí, pero ella no se dio cuenta hasta los 2 años, 7 meses y 18 días de que ya no veía al padre de su hijo, y que lo más seguro fuera que nunca le volvería a ver. (Cayó como una maza esa certidumbre, por mucho que él intentara que fuera como la caída de una pluma de pichón al inicio de Forrest Gump).
La edad crucial, donde aprendemos y nos empapamos es de los 2 a los no sé qué años. Justo el día en que la madre se dio cuenta y su corazón se rasgó. Entonces Luigi aprendió que lo más importante de esta vida es no contar con nadie. Ser autosuficiente. Lo llevó al extremo de no querer necesitar comida del exterior. Quiso generar su propio alimento, cual alga verde. De hecho se implantó -buena palabra- una planta en el rostro.
Casi, casi lo consigue. Con su peculiar uniforme, templado, permaneció al sol, con la planta en el rostro durante muchos días, más de 30. Estaba eufórico pues de veras casi lo consigue. Pero entonces vio una bisagra volando hacia él, y... como un mazazo, no como una pluma, se dio cuenta de que estaba delirando por el hambre, a punto de morir con una brecha en la cara y una ramilla pudriéndose dentro.
"Mamá... casi lo consigo" fue su último pensamiento.
Desde pequeño su madre le alentó para buscar su independencia, su autosuficiencia. Esto era porque a ella le había hecho mucho daño sentimental el padre de Luigi, abandonándola poco a poco, tan poco a poco que para cuando quiso darse cuenta de que en realidad ya no tenía marido, habían pasado 2 años, 7 meses y 18 días. La estrategia del marido era verle cada día unos segundos menos que el anterior. Y tardó así, con ese sistema, 2 años y medio, o por ahí, pero ella no se dio cuenta hasta los 2 años, 7 meses y 18 días de que ya no veía al padre de su hijo, y que lo más seguro fuera que nunca le volvería a ver. (Cayó como una maza esa certidumbre, por mucho que él intentara que fuera como la caída de una pluma de pichón al inicio de Forrest Gump).
La edad crucial, donde aprendemos y nos empapamos es de los 2 a los no sé qué años. Justo el día en que la madre se dio cuenta y su corazón se rasgó. Entonces Luigi aprendió que lo más importante de esta vida es no contar con nadie. Ser autosuficiente. Lo llevó al extremo de no querer necesitar comida del exterior. Quiso generar su propio alimento, cual alga verde. De hecho se implantó -buena palabra- una planta en el rostro.
Casi, casi lo consigue. Con su peculiar uniforme, templado, permaneció al sol, con la planta en el rostro durante muchos días, más de 30. Estaba eufórico pues de veras casi lo consigue. Pero entonces vio una bisagra volando hacia él, y... como un mazazo, no como una pluma, se dio cuenta de que estaba delirando por el hambre, a punto de morir con una brecha en la cara y una ramilla pudriéndose dentro.
"Mamá... casi lo consigo" fue su último pensamiento.
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